Desde que empezó su mandato, Juan Manuel Santo ha
querido desmarcarse de su antecesor Álvaro Uribe, pese al hecho de que la gran
mayoría de quienes lo eligieron (9.004.221 votantes) lo hicieron
confiando que el fuera la continuación en cuerpo ajeno de la agenda de Uribe. Estos
dos años y medio han demostrado y dejado claro que no hay nada más
alejado de la realidad y que la meta de Santos es dejar su propio legado
(para bien o para mal).y es impulsado por este deseo que todo la decisión
de ir en contravía de lo que hizo su antecesor e inicio
los diálogos de paz con las FARC buscando una posible salida
negociada al conflicto armado que hace décadas desangra al país.
Para muchos resulto una sorpresa ver como quien había sido clave
en proyecto de seguridad democrática de Uribe, optara por esta
medida, pero la realidad es que Santos lo hace como parte de un ejercicio
político previamente calculado. Recordemos que una de las críticas que le
hizo la oposición y contradictores al gobierno de Uribe es que solo
le ofreció una salida "negociada" a las AUC, mientras que
con las guerrillas de las FARC y el ELN solo se recurrió a la confrontación
armada, al considerar que una derrota militar total era posible y solo había
que asistir a la rendición de ellas.
Esta situación fue duramente criticada por diferentes sectores al
evidenciarse que con las AUC el anterior gobierno tuvo
una complicidad casi total que permitió que sus cabecillas
siguieran delinquiendo desde sus sitios de "reclusión".
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Imagen BBC |
Es por esto que la estrategia de Santos al promover el proceso de
paz con la guerrilla de las FARC (sin cese al fuego) se enfoca en tratar de
ganarse a los sectores (algunos de izquierda) que antes eran contradictorios de
Uribe por su permisibilidad con los grupos paramilitares. Siendo consiente que
las posibilidades de éxitos son bajas por lo cual le definió un tiempo
determinado para lograr acuerdos. (Aprendió de la lección que dejo
el fallido proceso de Pastrana).
Claro está que, como en toda apuesta se puede ganar y se puede
perder, y lo que perdería y está perdiendo Santos es el apoyo de la población
que lo eligió para que el continuara con la labor de
Uribe, los cuales no entienden y ven como traidor a Juan Manuel por sentarse a
negociar con quienes debería derrotar militarmente.
Santos es consiente que por ganarse el aprecio de algunos sectores no
puede perder el apoyo de la mayoría de la población los cuales al fin
de cuenta son quienes harán posible su reelección. Por lo cual
su carta para cuando fracase el proceso de paz, el cual fracasará ya sea
por la falta de voluntad de las FARC con los acuerdos establecidos o por las
presiones que recibirá el gobierno, es una gran ofensiva militar contra todos
los frentes de las FARC en las diferentes zonas del país como los
realizados durante la época de la Seguridad Democrática.
Estas futuras ofensivas y los resultados de ellas (bombardeos y
cabecillas de capturados o dados de baja) es lo que quiere ver el
votante promedio (el pan y circo moderno) y lo que le permitirá repuntar
en las encuesta y por ende asegurar su reelección, no con las cifras de su
primer mandato (9 millones de votantes) pero si con los votos suficientes para no
tener que ir a una segunda vuelta.
Al final de este ejercicio político premeditado santo será visto para la
izquierda como el presidente que intento darle una solución negociada al
conflicto, mientras que la población con memoria de corto plazo lo verá como el
Presidente que continúa derrotando militarmente a las FARC.
Con este movimiento circense Juan
Manuel lograría consolidar un gran respaldo popular y aseguraría su capacidad de maniobra política que le
facilitará sacar adelante su agenda legislativa. Es así como Juan Manuel Santos
como buen político aplica la máxima de Nicolás Maquiavelo “el fin justifica los
medios”.
Twitter @alasde
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